“NO SUELO PREOCUPARME RAPIDO”
Claudio tenía problemas cardíacos desde los cuarenta años. “De tanto en tanto sentía que mis latidos cambiaban, de regular a irregular. En general, esto duraba unas pocas horas y, por lo tanto, no me preocupé inmediatamente. Era una sensación principalmente desagradable, y agotadora. Podía sentir el momento exacto en que comenzaba y desaparecía, pero no dejé que afectara mi vida”.
Claudio comenzó a preocuparse cuando aumentaron los síntomas; la fibrilación auricular ocurrió con más frecuencia y cada episodio fue durando más. “Tenía alrededor de cincuenta años cuando decidí ir a ver a mi médico de cabecera por mis síntomas. No puedo recordar lo que me dijo, pero en todo caso no hice nada de lo que me dijo. Hasta hace 10 años.
“Una mañana quise contarle a mi esposa sobre el auto nuevo del vecino, pero apenas pude hablar. Inmediatamente se dio cuenta de que algo estaba mal y llamó a una ambulancia. Cuando llegó la ambulancia, los síntomas ya habían desaparecido, pero igual me llevaron al hospital”. En el hospital, el médico le dijo a Claudio que había tenido un AIT (accidente isquémico transitorio) como resultado de la fibrilación auricular. La fibrilación auricular puede causar la formación de coágulos de sangre en el corazón y esto puede derivar en un AIT o, peor aún, en un accidente cerebrovascular.
El cardiólogo que atendía a Claudio en el hospital le prescribió un anticoagulante y un antihipertensivo .“Ahora los tomo todos los días. Me mantienen controlada la presión arterial y disminuyen la posibilidad de tener un AIT o un accidente cerebrovascular”.
Claudio no deja que la fibrilación auricular le afecte la vida. Toma precauciones extra respecto de su salud. “Hasta hace poco, corría dos veces por semana y hasta participé en maratones. Ahora indefectiblemente voy al gimnasio tres veces por semana; más de lo que iba antes”. Claudio también comenzó a beber menos alcohol.
“Noté que el corazón se me agitaba más cuando bebía más de dos copas de vino al día”.
Claudio piensa que la idea de que uno pueda tener un AIT o incluso un accidente cerebrovascular sin saber que está ocurriendo es aterradora. “Si no le hubiera estado hablando a mi esposa, probablemente no me habría enterado. Y seguiría sin saber que tengo fibrilación auricular”.
¿Se reconoce en esta historia o aún tiene preguntas sobre la fibrilación auricular? Consulte a su médico.